martes, 29 de noviembre de 2016

BECERRO DE ORO

El becero de Oro
Los israelitas, cantando, bailando y adorando al becerro de oro
AY, NO! ¿Qué está haciendo la gente ahora? ¡Orando a un becerro! ¿Por qué están haciendo esto?
Cuando Moisés se queda mucho tiempo en la montaña, el pueblo dice: ‘No sabemos qué le ha pasado a Moisés. Vamos a hacernos un dios que nos saque de esta tierra.’
‘Está bien,’ dice Aarón el hermano de Moisés. ‘Quítense sus pendientes de oro, y tráiganmelos.’ Cuando el pueblo hace esto, Aarón los derrite y hace un becerro de oro. Y el pueblo dice: ‘¡Este es nuestro Dios, que nos sacó de Egipto!’ Entonces tienen una fiesta grande, y adoran el becerro de oro.
Cuando Jehová ve esto, se enoja mucho. Y le dice a Moisés: ‘Apresúrate y baja. El pueblo se está portando muy mal. Han olvidado mis leyes y se inclinan ante un becerro de oro.’





Moisés baja enseguida de la montaña. Y al acercarse, esto es lo que ve. ¡La gente está cantando y bailando alrededor del becerro! Moisés se enoja tanto que tira las dos piedras planas que tienen las leyes, y éstas se rompen en pedazos. Entonces le echa mano al becerro y lo derrite. Entonces lo hace polvo.
El pueblo ha hecho algo muy malo. Por eso Moisés les dice a unos hombres que empuñen sus espadas. ‘Los malos que adoraron el becerro deben morir,’ dice. ¡Por eso los hombres matan a 3.000 personas! ¿No muestra esto que hay que tener cuidado para adorar solo a Jehová y no a dioses 
falsos?








EL MAR ROJO

EL PASO DEL MAR ROJO

Moisés dividiendo el mar Rojo por el poder de Dios

MIRA lo que está pasando! Ese es Moisés con su palo extendido sobre el mar Rojo. Los que están con él seguros en el otro lado son los israelitas. Pero Faraón y su ejército se están ahogando. Veamos cómo pasó esto.
Como aprendimos, después de la décima plaga Faraón les dijo a los israelitas que salieran de Egipto. Unos 600.000 hombres israelitas salieron, así como muchas mujeres y niños. Además, mucha otra gente que había creído en Jehová salió con los israelitas. Todos llevaron consigo sus ovejas y cabras y ganado al salir de Egipto.
Antes de salir, los israelitas pidieron ropa y cosas hechas de oro y plata a los egipcios. Los egipcios tenían mucho miedo, por la última plaga que les vino. Así que les dieron a los israelitas todo lo que pidieron.
Unos días después los israelitas llegaron al mar Rojo. Allí descansaron. Mientras tanto, Faraón y sus hombres empezaron a arrepentirse de haber dejado ir a los israelitas. ‘¡Dejamos ir a nuestros esclavos!’ decían.
Así que Faraón cambió de opinión otra vez. Enseguida preparó su carro de guerra y su ejército. Entonces empezó a ir tras de los israelitas con 600 carros especiales, así como con todos los otros carros de Egipto.
Cuando los israelitas vieron venir a Faraón y su ejército, se asustaron muchísimo. No tenían ninguna manera de huir. Tenían el mar Rojo a un lado, y los egipcios venían de la otra dirección. Pero Jehová puso una nube entre su pueblo y los egipcios. Por eso los egipcios no podían ver a los israelitas para atacarlos.
Jehová ahora le dijo a Moisés que extendiera su palo sobre el mar Rojo. Cuando Moisés hizo esto, Jehová hizo que un viento fuerte del este soplara. Las aguas del mar se dividieron, y se quedaron aguantadas en los dos lados.
Entonces los israelitas empezaron a marchar por en medio del mar sobre tierra seca. Se necesitaron horas para que aquellos millones de personas con todos sus animales pasaran al otro lado. Finalmente los egipcios pudieron verlos otra vez, y se metieron en el mar tras ellos.
Cuando hicieron esto, Dios hizo que se les cayeran las ruedas de sus carros. Los egipcios se asustaron mucho y empezaron a gritar: ‘Jehová pelea por los israelitas contra nosotros. ¡Vámonos de aquí!’ Pero era muy tarde.
Entonces Jehová le dijo a Moisés que extendiera su palo sobre el mar Rojo, como viste en el cuadro. Entonces las paredes de agua empezaron a volver y a cubrir a los egipcios y sus carros. El ejército entero se había metido en el mar. ¡Y ni un solo egipcio salió vivo!

Al volver las aguas, el mar se traga a Faraón y los carros de Egipto
¡Cuánto se alegró el pueblo de Dios por estar a salvo! Los hombres cantaron una canción de gracias a Jehová, diciendo: ‘Jehová ha ganado una victoria gloriosa. Ha echado a los caballos y sus jinetes en el mar.’ Míriam, la hermana de Moisés, sacó su pandereta, y todas las mujeres la siguieron con las suyas. Y bailaron, cantando también: ‘Jehová ha ganado una victoria gloriosa. Ha echado a los caballos y sus jinetes en el mar.’







plagas de egipto

LAS PLAGAS DE EGIPTO
Primera plaga: el río Nilo se convierte en sangre

Las 10 plagas


MIRA los cuadros. Cada uno muestra una plaga que Jehová le puso a Egipto. En el primero ves a Aarón golpeando el río Nilo con su palo. Entonces el agua del río se convirtió en sangre, y los peces del río murieron, y ahora el río empezó a tener mal olor.

Faraón agita las manos para espantar las ranas de su cama en la segunda plaga
Después, Jehová hizo que salieran ranas del río Nilo. Estaban en los hornos, las vasijas de amasar, las camas, por dondequiera. Cuando las ranas murieron, los egipcios las pusieron en montones, y el país se llenó de mal olor.
Entonces Aarón golpeó el suelo con su palo y el polvo se convirtió en jejenes, insectitos que vuelan y pican. Esta fue la tercera plaga.

Los mosquitos pican a una mujer en la tercera plaga
Las otras plagas solo hicieron daño a los egipcios, no a Israel. La cuarta fue de moscas grandes que se metieron en las casas de todos los egipcios. La quinta plaga hirió a los animales. Muchísimas de las vacas y las ovejas y las cabras de los egipcios murieron.
Después Moisés y Aarón tiraron al aire puñados de cenizas, las cuales les causaron llagas a las personas y los animales. Esta fue la sexta plaga.
Después de eso Moisés levantó la mano al cielo, y Jehová mandó truenos y granizo. Fue la peor granizada que Egipto había tenido.

Los egipcios tratan de escapar de las moscas durante la cuarta plaga

En la quinta plaga, los animales de los egipcios mueren
La plaga octava fue un gran enjambre de langostas. Nunca antes hubo, ni después de eso ha habido, tantas langostas. Se comieron todo lo que el granizo no destruyó.
La plaga novena fue de oscuridad. Por tres días una oscuridad densa cubrió el país, pero los israelitas tenían luz donde vivían.
Finalmente, Dios le dijo a su pueblo que rociara la sangre de un cabrito o un corderito en los postes de sus puertas. Entonces el ángel de Dios pasó sobre Egipto. Cuando el ángel veía la sangre, no mataba a nadie en aquella casa. Pero cuando no veía la sangre, mataba al primer hijo nacido, de hombre y de animal. Esta fue la plaga décima.
Después de esta plaga, Faraón dejó ir a los israelitas, los cuales ya estaban listos y aquella misma noche empezaron a marcharse de Egipto.

pequeño moises

el pequeño moises
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Moisés es una figura importante para el judaísmo, el cristianismo, el islam y el bahaísmo, donde se lo venera como profeta, legislador y líder espiritual. Es un hebreo que creció como un príncipe egipcio. En hebreo su nombre es Moshé (מֹשֶׁה) y en árabe se lo conoce como Musa (موسىٰ).4 Las referencias fundamentales acerca de Moisés se hallan en las Sagradas Escrituras del monoteísmo (ToráAntiguo TestamentoCorán). Para el judaísmo, Moisés es el hombre encomendado por Dios para liberar al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto y conducir el Éxodo hacia la Tierra prometida, siendo por ello el primer profeta y legislador de Israel. Según la tradición bíblica, Moisés era descendiente de Leví, transmitió la Ley al pueblo hebreo y sentó las bases para el sacerdocio y el culto israelita. La tradición judeocristiana atribuye a Moisés la autoría de los cinco primeros libros bíblicos (Pentateuco).5 En cuanto a evidencia material extra-bíblica acerca de Moisés, los arqueólogos carecen de ella. Fuera del marco de la creencia, la falta de objetos que permitirían corroborar o incluso evaluar la validez de los textos bíblicos, genera hipótesis y conjeturas diversas.6

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sueño de faraon

los sueños de faraon
Faraón soñando


 HISTORIA 23

Los sueños de Faraón

PASAN dos años, y José todavía está en prisión. El copero no se ha acordado de él. Entonces una noche Faraón tiene dos sueños muy especiales, y se pregunta qué significan. ¿Lo ves durmiendo ahí? La mañana siguiente Faraón llama a sus sabios y les dice lo que ha soñado. Pero ellos no pueden decirle el significado de sus sueños.
Ahora el copero al fin se acuerda de José. Le dice a Faraón: ‘Cuando yo estaba en prisión había allí un hombre que podía decir el significado de los sueños.’ Faraón hace sacar de la prisión a José enseguida.


Siete vacas gordas, siete vacas flacas
Faraón le cuenta a José sus sueños: ‘Vi siete vacas gordas, hermosas. Entonces vi siete vacas muy flacas y huesudas. Y las flacas se comieron a las vacas gordas.
Resultado de imagen para historia de jose vendido como esclavo‘En mi segundo sueño vi siete espigas de grano lleno y maduro que crecían en un solo tallo. Entonces vi siete espigas de grano delgadas y secas. Y las espigas de grano delgadas empezaron a tragarse a las siete espigas buenas.’


Una espiga delgada y seca, y una espiga llena y madura
José le dice a Faraón: ‘Los dos sueños significan lo mismo. Las siete vacas gordas y las siete espigas de grano llenas significan siete años, y las siete vacas flacas y las siete espigas de grano delgadas significan otros siete años. Habrá siete años en que crecerá mucho alimento en Egipto. Entonces habrá siete años en que crecerá muy poco alimento.’
Por eso, José le dice a Faraón: ‘Escoge a un hombre sabio y encárgale recoger alimento durante los siete años buenos. Entonces la gente no se morirá de hambre en los otros siete años malos en que habrá muy poco alimento.’
A Faraón le gusta la idea. Y escoge a José para que recoja el alimento, y lo almacene. Después de Faraón, José llega a ser el
hombre más importante de Egipto.




El Esclavo De Jose

Vendido Como Esclavo Jose
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1 Jacob se quedó a vivir en la tierra de Canaán, donde su padre había vivido.2 Ésta es la historia de la familia de Jacob: José tenía diecisiete años de edad, y apacentaba las ovejas con sus hermanos. El joven José estaba con los hijos de Bilá y con los hijos de Zilpa, las mujeres de su padre; y José informaba a su padre de la mala fama de ellos.3 Israel amaba a José más que a todos sus hijos, porque lo había tenido en su vejez; por eso le hizo una túnica de diversos colores.4 Al ver sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos ellos, lo odiaban y no podían hablarle de manera pacífica.
5 José tuvo un sueño, y se lo contó a sus hermanos. Pero ellos llegaron a odiarlo aún más.6 Y él les dijo:
«Escuchen ahora este sueño que tuve:7 Resulta que estábamos en medio del campo haciendo manojos, y mi manojo se levantaba y se quedaba derecho, mientras que los manojos de ustedes estaban alrededor del mío y se inclinaban ante él.»
8 Sus hermanos le respondieron:«¿Acaso vas a ser tú nuestro rey, o nos vas a gobernar?»Y por causa de sus sueños y sus palabras lo odiaron aún más.9 Pero José volvió a tener otro sueño, y se lo contó a sus hermanos. Les dijo: «Resulta que tuve otro sueño. Esta vez, el sol y la luna y once estrellas se inclinaban ante mí.»
10 Y les contó esto a su padre y a sus hermanos, y su padre lo reprendió. Le dijo:«¿Qué clase de sueño es éste que tuviste? ¿Acaso tu madre, tus hermanos y yo vendremos a postrarnos ante ti?»
11 Y sus hermanos le tenían envidia, pero su padre meditaba acerca de esto.
12 Cuando sus hermanos fueron a apacentar las ovejas de su padre en Siquén,13 Israel le dijo a José: «Tus hermanos están apacentando las ovejas en Siquén. Ven, que voy a enviarte con ellos.»
Y José respondió: «Aquí me tienes.»
14 Entonces Israel le dijo:«Anda y ve si están bien tus hermanos y las ovejas, y vuelve a darme la noticia.»Y lo envió Israel desde el valle de Hebrón, y José llegó a Siquén.15 Mientras José andaba errante por el campo, un hombre lo halló y le preguntó: «¿Qué buscas?»
16 José respondió:«Estoy buscando a mis hermanos; por favor, hazme saber dónde están apacentando.»
17 Y aquel hombre le respondió:«Ya se fueron de aquí. Pero les oí decir que iban a Dotán.»José fue entonces en busca de sus hermanos, y los encontró en Dotán.18 Cuando ellos lo vieron a lo lejos, antes de que él se acercara a ellos hicieron planes contra él para matarlo.19 Se dijeron el uno al otro: «Miren, aquí viene el soñador.20 ¡Vamos, matémoslo ya! Echémoslo en uno de los pozos, y digamos que alguna mala bestia se lo comió. ¡Y vamos a ver qué pasa con sus sueños!»
21 Pero Rubén, al oír esto, lo libró de sus manos y dijo:«No lo matemos.»
22 Además, para librarlo de sus manos y hacerlo volver a su padre, Rubén les dijo:«No derramen sangre. Arrójenlo en este pozo que está en el desierto, pero no le pongan la mano encima.»
23 Así que, cuando José llegó a donde estaban sus hermanos, ellos le quitaron su túnica, la túnica de colores que llevaba puesta,24 y por la fuerza lo arrojaron en el pozo. Pero el pozo estaba seco; no tenía agua.
25 Luego se sentaron a comer su pan. Pero al levantar la vista, vieron que de Galaad venía una caravana de ismaelitas, con sus camellos cargados de aromas, bálsamo y mirra, que llevaban a Egipto.26 Entonces Judá les dijo a sus hermanos:
«¿Qué ganamos con matar a nuestro hermano y encubrir su muerte?27 Vengan, vamos a vendérselo a los ismaelitas. No levantemos la mano contra él, pues él es nuestro hermano, nuestra propia carne.»
Y sus hermanos estuvieron de acuerdo con él.28 Cuando los mercaderes madianitas pasaron por allí, ellos sacaron del pozo a José y lo vendieron a los ismaelitas por veinte monedas de plata. Y ellos se llevaron a José a Egipto.
29 Cuando Rubén volvió al pozo y no halló a José adentro, se rasgó los vestidos;30 luego volvió a donde estaban sus hermanos, y les dijo: «¡El niño ya no está! Y yo, ¿a dónde iré?»
31 Entonces ellos tomaron la túnica de José, degollaron un cabrito, y con la sangre tiñeron la túnica;32 y enviaron la túnica de colores a su padre. Se la presentaron y dijeron:
«Esto es lo que hemos hallado. Fíjate si es o no la túnica de tu hijo.»
33 Cuando Jacob la reconoció, dijo:«¡Es la túnica de mi hijo! ¡Alguna mala bestia se lo comió! ¡José ha sido despedazado!»
34 Entonces se rasgó los vestidos, puso cilicio sobre sus lomos, y durante muchos días guardó luto por su hijo.35 Todos sus hijos y todas sus hijas acudieron a consolarlo, pero él no quiso ser consolado, sino que dijo:
«Bajaré al sepulcro, donde está mi hijo, guardando luto por él.»Moisés rompe las tablas de piedra de los Diez Mandamientos
Y lo lloró su padre.36 En Egipto, los madianitas lo vendieron a Potifar, que era un oficial del faraón y capitán de la guardia.