CAIN Y ABEL

Un hijo bueno, y
uno malo
MIRA
ahora a Caín y Abel. Ambos han crecido. Caín se ha hecho agricultor. Él se
ocupa en el cultivo de granos y frutas y vegetales.
Abel
cría ovejas. A él le gusta cuidar los corderitos. Estos crecen y llegan a ser
ovejas grandes, y pronto Abel tiene un rebaño entero de ovejas para atenderlo.
Un
día Caín y Abel le llevan un regalo a Dios. Caín lleva alimento que él ha
cultivado. Y Abel lleva la mejor oveja que tiene. A Jehová le agradan Abel y su
regalo. Pero no le agradan Caín y su regalo. ¿Sabes por qué?
No
es solo que el regalo de Abel sea mejor que el de Caín. Es porque Abel es
bueno. Ama a Jehová y a su hermano. Pero Caín es malo; no ama a su
hermano.

Por
eso Dios le dice a Caín que debe cambiar. Pero Caín no le hace caso. Está
muy enojado porque Dios ha preferido a Abel. Caín le dice a Abel: ‘Vamos allá
al campo.’ Allá, cuando están solos, Caín golpea a su hermano. Le da tan duro
que lo mata. ¿No te parece terrible que Caín hiciera eso?
Aunque
Abel murió, Dios todavía lo recuerda. Abel era bueno, y Jehová nunca olvida a
personas que son así. Por eso un día Jehová Dios hará que Abel vuelva a la
vida. En ese tiempo Abel nunca tendrá que morir. Podrá vivir para siempre aquí
en la Tierra. ¿No será bueno conocer a personas como él?
Pero
a Dios no le agradan personas como Caín. Por eso, después que Caín mató a
su hermano, Dios lo castigó enviándolo lejos del resto de su familia. Cuando
Caín se fue para vivir en otra parte de la Tierra, se llevó consigo a una de
sus hermanas, y ella llegó a ser su esposa.
Con el tiempo Caín y su esposa empezaron a tener
hijos. Otros hijos e hijas de Adán y Eva se casaron y también tuvieron hijos.
Pronto hubo muchas personas en la Tierra.
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